Y no será por castigo, sino para protegerlo de una contagiosa enfermedad (imbecillitas naturali), que irradiada por la globalización ocupa el mucho tiempo libre que deja en algunos una lenta sinapsis, en copiar la primera gilipollez que tengan a mano para untarse, que no cubrirse, de una pretendida gloria en todo caso inmerecida.
Que si es villanía maltratar un animal, hacer apología del maltrato para salir del mal paso de no saber qué escribir, debiera tenerse por mayor infamia, pues divulgar resabios de idiotas, por adolecer de idea y de lo que es peor, gana de tenerla, te hace reo de dos males: de serlo y de ser cómplice de su propagación. Y es que como ya dijo el sabio, “es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente.”[1]
Viene todo esto, como consecuencia de un artículo que he tenido la fatalidad de leer, que un tal… ni se cómo se llama ni me interesa saberlo, ha “eructado” en alguna revista de cuyo nombre tampoco quiero enterarme. Y califico bien de eructo a su libelo, porque hay que tener mucho cuajo y más gases en lo peor de su estómago, para hilvanar con tan mala baba, otros dirán que suerte, una serie de majaderías imperdonables para cualquiera por muy poco documentado que esté, de una materia sobre la que va a escribir.
Me refiero, a lo que podemos leer sobre los gatos en la imagen con la que encabezo este artículo, que como he dicho, me niego a publicitar buscando el nombre de la revista; que no es broma ni un recurso, es que no lo conozco realmente.
La primera perla de esta soga, que lo de collar le viene grande, es decir que los celtas hubiesen desarrollado “un miedo particular” hacia los gatos (!). Y claro, teniendo en cuenta que el gato doméstico es de origen africano, exportado desde Egipto y Oriente Próximo, y los celtas no trataron con él hasta su encuentro sobre todo con los romanos, si bien los fenicios comerciaron con este animal como mascota, vamos, que no es autóctono del mundo celta, se me hace difícil “digerir” que unos pueblos como los celtas hubiesen tenido tiempo suficiente de alimentar un miedo especial que no hubiesen destacado antes y ahí sí con sobradas razones, hacia el resto de felinos, con un comportamiento y costumbres similares, pero mucho más grandes y peligrosos.
Quizá si se hubiese parado a pensar en que lo de gato DOMÉSTICO, quiere decir exactamente eso, NO SALVAJE, domesticado, útil y no peligroso para el ser humano hasta el punto de convivir en nuestras casas, alcanzaría a entender que aún entre celtas ya en épocas tardías, el recelo sería similar al de una cabra, y se hubiese ahorrado escribir tamaña tontería. De hecho, fue sobre todo su utilidad como protector de nuestras despensas, preservándolas de roedores, y en no pocas ocasiones de nuestras vidas, atacando a las serpientes que se colaban en nuestros lares, que el gato se hizo un hueco en Europa, hasta que una auténtica plaga que también vino de Oriente, la de unos fundamentalistas religiosos, asoló nuestro mundo y con éste, el de los gatos… Sí, me refiero a los cristianos.
Para seguir con esta afirmación, podemos evocar que lo más parecido que tuvimos y aún queda, aunque en peligro de extinción, es el GATO MONTÉS (Gato Salvaje), que no es el mismo animal, nunca fue domesticado y jamás tuvo color negro. Ergo, no es posible que los celtas históricos hubiesen desarrollado un miedo particular hacia un felino que siéndolo, por sus hábitos y tamaño no era perjudicial para sus cosechas, ganado o vidas. Sí es cierto, que existen mitologías locales, como por ejemplo en Escocia, sobre felinos como el KELLAS, híbrido entre gato doméstico y gato montés, pero como es lógico tuvo que haber surgido en épocas tardías ya que, como decíamos, EL GATO DOMÉSTICO NO ES NATURAL DE EUROPA.
De ahí, a que los celtas desarrollaran una mitología propia hacia estos animales, va un mundo, máxime, cuando siendo un pueblo que da Culto a la Naturaleza, hubiese destacado de una gran fauna mitológica que sabemos con certeza que sí existió: toro, ciervo, caballo, serpiente, jabalí, lobo, etc., y sin embargo no tenemos constancia alguna. Otra cosa es, que tras la irrupción de un Cristianismo que ya desde épocas tempranas conoce la relación mitológica del gato entre los egipcios, por ejemplo, donde una de sus Diosas (Bastet) adoptó la forma de este animal y que fue sagrado entre ellos, trajese su particular e irracional porción de odio a nuestro Continente, generando una fábula maldita que acabaría por enquistarse en nuestro folclore.
La segunda afirmación, más escandalosa que la primera, que ya es decir, nos dice que “según una leyenda Celta, la diosa Wicca se convierte en un gato negro, para cometer el incesto con su hermano, Lucifer” (!).
Se me hace difícil incluso tomarme en serio esta falacia, y bien saben los Dioses que si lo hago, no es porque merezca la pena refutarla, sino por el daño que estupideces de este calibre, pueden acabar haciendo en personas carentes de otra información sobre el particular. Así que dejemos las cosas claras:
Esta afirmación es una auténtica barbaridad ¿Qué leyenda celta, dice que una hipotética Diosa Wicca tomó forma de gato para cohabitar con su hermano, el Dios Lucifer?
▪ La Wicca, es una Religión que surge entre los pueblos indoeuropeos, como puente cultual entre el Neolítico y el Calcolítico.
▪ Los Celtas, son una consecuencia posterior, plural y con identidad propia, como resultado de la evolución cultural de una parte de estos pueblos indoeuropeos, a partir de la Edad de Bronce.
▪ Entre los celtas, jamás hubo conciencia de ninguna Diosa Wicca. Sus Diosas, siguen la evolución religiosa propia de estos pueblos desde la Edad de los Metales.
▪ Lucifer es un Dios romano, no celta[2].
▪ Los romanos son otro pueblo indoeuropeo distinto al celta, con religión y mitología diferentes. No existe ningún Dios Lucifer en el Celtismo.
▪ Aunque existe una corriente celta en la Wicca, por retener su legado original indoeuropeo a través de los pueblos celtas, los celtas nunca supieron de una Religión Wicca.
Y en tercer lugar, en cuanto a la metamorfosis de Dioses y seres humanos en animales, podemos elegir entre los cientos de referencias que las religiones tienen a nuestra disposición a lo largo y ancho de la historia, sin que por ello exista ni una sola razón para estigmatizar a ningún animal en concreto, poner a la sociedad en su contra y mucho menos promover su exterminio; como hizo el Cristianismo con los gatos[3], precisamente bajo esa misma “excusa” de que brujas y demonios utilizasen su forma para moverse entre nosotros, que no deja de ser una estratagema para disimular su necesidad vital de agredir a cualquier otra religión e imagen que la represente, por el odio fanático y enfermizo que sienten, contra toda manifestación de Libertad.
Lo que no se, es por qué no podemos destacar entonces los demás, la malvada influencia del asno, que utilizó el Diablo (Yahwéh) a través de uno de sus demonios (ángeles), para hablar con un vidente (Balaam); la del león, el buey o el águila, de los que se sirven en su Grimorio (Bliblia), para representar a tres de sus hechiceros más prominentes (Marcos, Lucas y Juan); la paloma, de la que se vale el Maligno (Espíritu Santo) para manifestarse… y promover el extermino de todas estas razas. Bueno, sí que lo se, es que no somos idiotas…
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©Fernando González
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1.- Groucho Marx.
2.- Sobre Lucifer:
http://historiaymitologia.foroactivo.com/t10-el-dios-fosforo
http://dmisari.blogspot.com.es/2013/07/mitologia-griega-y-latina-el-origen-de.html
http://www.hablandodeciencia.com/articulos/2014/05/05/palabras-y-ciencia-lucifer/
3.- Sobre el gato doméstico: