Hay documentos visuales que por decirlo todo no dejan más cabida a las palabras. Podemos barruntar si se puede enfocar hacia un lado o al otro, mal alto o más bajo, incorporando más o menos datos, pero lo manifestado es tan claro, tan evidente, que sobre este documental el descarte es imprescindible. No cabe hacer más que visionarlo y que cuando leamos o nos digan lo contrario, mandemos reseña de la página sin añadir más que pedirles retomar la conversación una vez que lo vean.
Es incuestionable que datos gráficos los hay a cientos, hay demasiadas evidencias, números, testimonios, balances contables, presupuestarios, que desdicen toda posibilidad de mantener en un espacio mínimamente aceptable, toda buena fe eclesial -verbigracia- para el caso de las finanzas de la Iglesia Católica.
No puede mantenerse de ninguna de las maneras, pero es que de ninguna, que un Estado Aconfesional considere empleados públicos de la más alta graduación -o de la más baja, tanto da, pero en este caso con agravante- a clérigos de una Confesión Religiosa privada -claro-, hasta el punto de reconocer en ellos la potestad de certificar en nombre del Estado la titularidad de un bien público. Es tan aconstitucional -por imperativo legal no decimos inconstitucional-, tan retorcidamente perverso, anacrónico e ilegítimo que pese a tener cientos de pruebas documentales, en este caso todas ellas pueden relegarse a ver primero este trabajo periodístico y luego empezar a desmigar esto que ha sido, que es, sin lugar a dudas, una de las mayores estafas morales, religiosas y económicas de la Democracia, la de un Sistema de Gobierno que no podremos reconocer tal cual mientras se prostituyan de este modo tan abyecto sus principios inalienables.
La lógica, la razón y la experiencia nos dice que lo que tiene punta y pincha no es romo, lo mismo que la Teocracia, por mucho que la disfracen, edulcoren o simplemente nos mientan en cuanto a ella, no es Democracia. Y nosotros tenemos un sistema teocrático básicamente judeocristiano y particularmente católico en todo el sentido y extensión de la palabra, como nos ha dejado meridianamente claro el Gobierno del PP, que dejémoslo claro se ha valido de la aquiescencia anterior de otros Gobiernos (PSOE), a través del Director General de Relaciones con las Confesiones, para quien la igualdad y libertad religiosas, hoy día, son derechos imposibles y la Iglesia Católica Culto de Estado en definitiva…
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No se puede decir más, ni menos, sobre nuestra situación real, salvo ver el documental y concienciarnos que mientras no exijamos y obliguemos al Estado a cumplir la Ley y los Acuerdos ratificados de igual valor como mínimo que los eclesiales, a legislar en virtud de la legislación que ya tenemos aprobada y ratificada en España, todo serán buenas intenciones, pero nunca derechos y menos Derechos Humanos, tan solo «permisos».
ENLACE AL DOCUMENTAL: Iglesia y crisis. Los intocables de Rouco