Archive for abril 2019

Los celtíberos, sostenemos desde hace décadas que las creencias wiccanas que sirven de base a nuestro Corpus Doctrinal, son ancestrales, de hecho prehistóricas, comunes a los pueblos indoeuropeos y rastreables entre las religiones precristianas continentales y mediterráneas, en nuestra era coetáneas del Cristianismo en forma de Paganismo y denominadas Brujería a partir de que caiga Roma y se vaya imponiendo el Cristianismo en Europa. Y aunque podemos dar casi tantos ejemplos como creencias que nos vienen del Neolítico, uno de los más destacados es sin duda el Calendario Litúrgico, compuesto al menos de 21 Festividades (Solsticios, Equinoccios y Plenilunios), del que tenemos una constancia física (Megalitismo) de su implementación entre las sociedades prehistóricas.

Esta afirmación, no es una hipótesis o planteamiento a desarrollar -en futuro- a partir de algunas evidencias, sino el resultado o la consecuencia del estudio e investigaciones académicas actuales que han llegado a estas mismas conclusiones, y que recogemos para apoyar nuestro trabajo. El matiz, es importante.

Más allá de la vehemencia con la que se puedan exponer o acompañar estas noticias, se ha querido ver en nuestros artículos falsificaciones o alteraciones de las fuentes, dando a entender que aún en el caso de ser ciertas (!) sus conclusiones no son definitivas en realidad, ni así las presentan los historiadores que trabajan con ellas, que por el contrario es que las hacemos nosotros equivocadamente “irrefutables”, presuponiendo que tengamos interés en hacer que digan lo que no dicen. Es llamativo, que a la vez que estos críticos nos tildan de “rigoristas”, crean que retorcemos lo que dicen los propios investigadores, cuando lo cierto es que para evitar esta suspicacia hace tiempo que decidimos, además de referenciar correctamente las citas que aportamos, transcribirlas completas y en su contexto. Es más, es que en los mismos debates que participamos, es habitual que a falta de críticas documentadas, traten de refutarnos con desaires.

En realidad, la contundencia de las afirmaciones que REPRODUCIMOS está en la propia firmeza de sus conclusiones, que por muy inconcebibles que les parecen a quienes se escandalizan creemos que farisaicamente con nuestros escritos, confirman nuestras tésis y corrigen las hipótesis desfasadas o desmentidas de un relato cristiano, que hace años que comenzó a superarse, a pesar de la tozudez de muchos paganos y neopaganos que se muestran incapaces de asumirlo.

Tanto es así, como lo contamos, que cuando quienes nos critican debaten entre ellos sobre los artículos donde tratamos estos estudios e investigaciones o aportamos a los debates estas mismas fuentes, se regalan los oídos a nuestras espaldas apelando a la “paciencia” que tienen que tener ¡por leernos!, partiendo de una condescendencia y superioridad que en los hechos, es ficticia, que por ser incapaces de refutarnos, es falaz y que por hipócrita, es absurda. Porque, dejémoslo claro, el único argumento real que han utilizado contra las fuentes que aportamos, es que no existan, que las manipulemos o que las presentemos como incuestionables sin serlo, y todo esto de palabra, pues no ha habido sobre la mesa, ni un solo documento que las refute. Bien, ¿y si leemos estas fuentes, vemos qué dicen y cómo lo dicen y que cada cual saque sus propias conclusiones, sin que terceros nos digan qué pensar o qué valor tienen? A fin de cuentas, nadie que nos critica por publicar estos trabajos ha refutado jamás ninguno de ellos, ni ha dicho nunca qué hemos falseado en concreto de los mismos.

Y es aquí, donde hemos de replicar que aún siendo cierto que en contadas ocasiones nuestras convicciones sobrepasasen los hechos, distinguimos el indicio de la evidencia y en su defecto, procuramos dejar claro y por escrito lo que es el uno y la otra, como diferenciamos una descripción de una interpretación, un ejercicio que por desgracia tiene muy poco predicamento. De ser cierto, que en alguna ocasión fuésemos más allá de lo que va el autor o llega el dato, no tendríamos reparo en reconocerlo, pero es que es al contrario, son aquellos que no aceptan los hechos y las investigaciones, en concreto los resultados que les desmienten, que quieren desacreditarlo, pero como al hacerlo ya no se limitarían a criticar las opiniones de otros sino a los propios historiadores de quienes recopilamos las investigaciones, optan por culparnos de inventar, tergiversar o exagerar las fuentes (!). Como todas estas alusiones se basan en prejuicios, son muy sencillas de desmontar, como es fácil demostrar que por más que las repitan y divulguen, sus conjeturas del siglo pasado ya no se sostienen.

Uno de los muchos casos que hemos expuesto y por el que hemos sido muy criticados (la Wicca en general), se refiere al origen e iconografía de nuestra Diosa Madre, representada de manera Triple evocando los ciclos de la mujer (Joven, Madre y Anciana) e identificada con una Divinidad paneuropea, explícitamente vinculada al Panteón Celta. Y es aquí, en concreto, que nos responden en la misma línea de la pseudoenciclopedia Wikipedia, fuente habitual de inexactitudes, opiniones tendenciosas y falacias. Para fijar el contexto de esta idea generalizada sobre el origen de la Diosa Triple wiccana, vamos a recuperar dos temas de esta pseudoenciclopedia, la entrada “Diosa” y la “Triple Diosa”:

DIOSA

La diosa es muchas veces representada con un fuerte simbolismo lunar, inspirado en distintas culturas y deidades antiguas tales como Diana, Hecate e Isis, y muchas veces es representada como la triada «Virgen», «Madre» y «Vieja bruja» popularizada por Robert Graves (ver Triple Diosa en sección a continuación). Muchas representaciones de ella toman elementos de diosas celtas. […]

… Robert Graves popularizó la tríada de «Virgen», «Madre» y «Vieja Bruja» y a pesar de que esta concepción no se apoya en evidencia académica sólida, su inspiración poética ha tenido una amplia acogida.

Existe una amplia variedad en la concepción precisa de estas figuras, tal como ocurre típicamente en el neopaganismo y en las religiones paganas en general. Algunos la interpretan como tres etapas en la vida de la mujer, simbolizadas por la menarquía, la maternidad y la menopausia. Otros encuentran este enfoque como demasiado rígido y basado en la ciencia y biología y prefieren una interpretación más libre, en que la Virgen es el nacimiento (independiente, consciente de sí misma, exploradora), la Madre que da a luz (conectada con el mundo, acogedora y compasiva, creativa) y la Vieja bruja es la muerte y renovación (holística, remota, inescrutable) — las tres, eróticas y sabias.

En religiones derivadas del helenismo y posteriormente en religiones Nueva era y wicca, frecuentemente tres de las cuatro fases de la luna (creciente, llena y menguante) simbolizan los tres aspectos de la Triple Diosa. […]»

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Diosa

TRIPLE DIOSA

La Triple Diosa es el tema de muchos de los escritos de Robert Graves y ha sido adoptado por muchos neopaganos como una de sus deidades principales. El término Triple Diosa se utiliza con poca frecuencia fuera del neopaganismo para referirse a tríadas de diosas y diosas individuales de tres formas o aspectos. En el uso común neopagano, las tres figuras femeninas son descritas con frecuencia como la Doncella, la Madre y la Anciana, cada una de los cuales simboliza una etapa separada en el ciclo de vida de las mujeres y una fase de la luna, y muchas veces gobiernan uno de los reinos de la Tierra, Inframundo y Cielo. Estos pueden o no pueden ser percibidos como aspectos de una mayor divinidad única. La parte femenina del sistema teológico duoteoista de la Wicca, a veces se representa como una diosa triple, su contraparte masculina es el dios astado.

Las modernas concepciones neopaganas de la Triple Diosa, han sido fuertemente influenciadas por el poeta, novelista y mitógrafo prominente de principios y mediados del siglo XX, Robert Graves, que consideraba a la Triple Diosa como la continua musa de toda verdadera poesía y que especulativamente reconstruyó su antiguo culto, apoyándose en los estudiosos de su tiempo, en particular, los ritualistas de Cambridge. Más recientemente, la prominente arqueóloga Marija Gimbutas ha argumentado a favor de la antigua adoración de una diosa triple en Europa, atrayendo una gran controversia y sus ideas también influyeron en el moderno neopaganismo.

Muchos sistemas de creencias neopaganos siguen a Graves en su uso de la figura de la Triple Diosa y continúan siendo una influenciados por el amorío imposible, la literatura, la psicología de Jung y la crítica literaria.”

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Triple_Diosa_(neopaganismo)

No vamos a entrar a discutir estas entradas -y ganas no nos faltan-, pues aunque tengan tantas inexactitudes como falacias, y son muchas, se escapa del objetivo de este artículo. Si bien, como recoge perfectamente la ideología de quienes nos “soportan” con estoicismo, por tener que leernos entre otras cosas del arcaísmo de nuestra Diosa Triple tal cual la vemos, al menos entre los panteones celtas, va a venir muy bien que nos faciliten esta sinopsis de un relato que viene perfectamente recogido en estas dos entradas, y que se podría resumir en que:

La Triple alegoría de la Diosa Madre Wicca, con los ciclos o edades de la mujer, es una idealización poética moderna.

Esta idealización, utiliza la mitología celta y poetas como Robert Graves, para crear una figura contemporánea de la Diosa Madre desconocida entre los pueblos precristianos.

No existen pruebas ni estudios académicos, que concluyan que la Diosa Triple Wicca, representada como Joven, Madre y Anciana, fuese adorada por los celtas.

Ahora, que tenemos los puntales con los que lancean todo trabajo que no mantenga esta postura, haremos dos cosas: primero, responderemos con una cita académica que confirme de manera inequívoca -e irrefutable, sí-, la concepción que tenemos los celtíberos de esta Diosa, y después seleccionaremos una serie de citas académicas que corroboran estas conclusiones, desmintiendo palabra por palabra esa pseudoenciclopedia y a los “pacientes” críticos que la dan por buena. De hecho, son datos que ya hemos aportado en algunos debates, pero que creemos recomendable agrupar y exponer en un artículo específico y con un número de referencias suficientes, que por lo explícito de sus conclusiones aleje cualquier duda sobre la veracidad de las mismas:

▪️ “Estas divinidades celtas -la Diosa Madre, las Matres- podían aparecer representadas de manera individual, doble o triple, siendo esta última la más característica de las formas de representación, que aunque si bien es cierto encuentra paralelos en el arte religioso mediterráneo, la recurrente representación de las matres como tríada, subraya la triple función simbólica de estas manifestaciones. Estas diosas poseían poderes relacionados con aspectos de la fertilidad, protección de la casa y la familia – al proteger contra la esterilidad, pobreza y enfermedad -, los cursos de agua, así como del espíritu una vez que se había producido el tránsito de la muerte. Las representaciones escultóricas muestran a tres mujeres sedentes con edades diferentes que personifican las edades o ciclo vital de las mujeres, juventud, maternidad y vejez con un claro simbolismo asociado a la plenitud y fecundidad, acompañadas de granos, frutos, panes, cornucopias, niños sobre sus rodillas, cestas, símbolos en definitiva que muestran todos ellos el poder generativo o de fertilidad de la mujer (Green, 1995, 106, 109) (Fig. 4); además este amplio repertorio de atributos se puede encontrar casi en su totalidad en las terracotas ofrecidas en sus santuarios, las cuales incluso portan joyas, animales, etc. siendo común representar la lactancia de un niño para ilustrar la fertilidad femenina (Schauerte, 1987, 75).” (La interpolación y la negrita es mía).*

*Javier Bermejo, Universidad de Huelva. UN SANTUARIO A LAS MATRES EN EL FORO DE ARUCCI: LA CONSTATACIÓN DE LAS RIXAMAE EN LA BAETURIA CÉLTICA, p. 112 Revista OnOba, 2014, No 02, 107-125.

A ver, ¿no identifica a una Diosa Madre, personificada en tres figuras, como una imagen recurrente que se representó en la Antigüedad? ¿qué parte de “Las representaciones escultóricas muestran a tres mujeres sedentes con edades diferentes que personifican las edades o ciclo vital de las mujeres, juventud, maternidad y vejez con un claro simbolismo asociado a la plenitud y fecundidad, […]”, no dice, pues, de manera clara y contundente que las representaciones celtas de la Diosa Triple, existen y hacen referencia al ciclo vital de la mujer (Joven -juventud-, Madre -maternidad- y Anciana -vejez-)? ¿Y no es esto, precisamente, lo que defendemos? Si afirmamos que el dato es irrefutable, y solo podemos leerlo así, además de que la fuente es auténtica, claro, lo decimos porque DESCRIBE un hecho, no lo INTERPRETA, porque habla en PRESENTE (de indicativo), expresando LO QUE EXISTE y se sabe en ese momento, no lo que “pueda” existir ni que se sospeche, y porque relata que se daba el significado EXACTO que da la Wicca, no habla de algo aproximado o parecido.

Así, no podemos ser nosotros, los receptores asépticos de una información académica, quienes estemos falseando la fuente, interpolando el texto ni manipulando las conclusiones que da el mismo historiador, y no es a nosotros, entonces, a quienes hay que corregir y mucho menos acribillar con acusaciones infundadas… pero, aceptamos las consecuencias de abrir los ojos de tantos paganos que siguen apegados al siglo pasado, si con eso conseguimos que se replanteen su concepto de nuestra Historia o hacemos que lo tengan.

De hecho, son los mismos académicos que saben existe esta representación Triple de la Diosa Madre, quienes no tienen reparos en corregirse cuando la interpretación pueda exceder los patrones conocidos (ara de Statilius Proculus), aún cuando acto seguido contrastan la imagen en duda con otra que sí representa en este caso los tres ciclos de la mujer (ara de Vettius Severus), demostrando una vez más que sabiendo existen diferentes iconografías para representar a la Diosa Madre, en forma triple y figurando las edades alegóricas de la mujer, sin duda es una de ellas:

▪️ “839 El altar de T. Statilius Proculus presenta un relieve (descripción ápud RÜGER, 1983, pp. 213 s.), en su reverso, en el que sobre un paisaje quebrado, de apariencia montuosa, surge un árbol con forma de S con amplio ramaje, rematado a su vez en manojos de hojas, dos o tres de las ramas más grandes sostienen un nido esférico, que contiene a cuatro pajarillos con el pico abierto; fuera de su agujero, una serpiente aparece en medio del tronco, tanto bajo su barbilla como sobre su cabeza, que está dispuesta para atacar, hay una cresta; sobre el suelo rocoso se dispone un ser fabuloso, una cabra o macho cabrío de tres cuerpos y una única cabeza, dos de sus cuerpos están erguidos, el otro yacente, la cabeza común es representada con sendos cuernos. El autor (ibid., p. 214) sitúa los paralelos de la pieza en un tipo iconográfico de época helenística y augústea empleado para representar la naturaleza salvaje, no obstante presente la substitución del tema del águila persiguiendo una liebre por este de la serpiente y los pajarillos, así como introduce la representación triple de la cabra o macho cabrío. Para el autor se trataría de una representación primitiva de las Matres, cuyas atribuciones sobre la fertilidad serían aquí recordadas en la forma primitiva del antiguo culto arbóreo (cf. infra, apartado Corpus. Duillis) previo a la antropomorfización del culto ca. 160 d. C. (cf. infra apartado Cronología de los testimonios), la serpiente –animal ctónico por excelencia– simbolizaría a la Tierra misma y en cuanto a la cabra de triple cuerpo, para C. B. RÜGER (ibid., p. 218) sería una alegoría de las edades de la mujer, trayendo a colación la diferenciación de edad observable en la imagen central de la tríada de las Aufaniae del altar de Vettius Severus, probablemente el más cercano a la imagen de culto en el santuario, y el objeto triangular adyacente a la boca de la cabra, que para este autor se asemejaría a la peculiar forma de la placenta en estos animales. Se trataría de una imagen que en conjunto haría referencia a la fertilidad y las edades de la mujer, propuesta que referimos, no obstante nos parezca en este punto excesivamente especulativa, y que para este autor habría sido posible por el interés anticuarista de la dedicante de alto rango, Sutoria Pia, por conocer y representar a las Matronae según las concepciones previas a la reorganización antropomórfica del culto concomitante a la disposición del santuario de Bonn (ibid., p. 215), que hallarían su eco en la representación análoga de árbol y una sola cabra, en el reverso del altar dedicado por Flavia Tiberina (AE 1930, 0030) en el mismo santuario de Bonn.» (La negrita es mía).*

*Ángel Aleixandre Blasco. MATRES Y DIVINIDADES AFINES DE CARÁCTER PLURAL EN LA HISPANIA ANTIGUA. UNIVERSIDAD DE VALENCIA. FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA, p. 140. Departamento de Historia de la Antigüedad y de la Cultura Escrita. Programa de doctorado Mundo Clásico: Metodología, fuentes y documentación. Memoria presentada para optar al grado de Doctor por D. Ángel Aleixandre Blasco. Dirigida por el Prof. Dr. D. Francisco Javier Fernández Nieto, Catedrático de Historia Antigua VALENCIA, septiembre de 2015.

Y es que, los historiadores no debaten si se representaba o no a la Diosa Madre como Triple a partir de las diferentes edades simbólicas de la mujer, sino que lo hacen sobre si tal o cual imagen está representando a la Diosa Madre como Joven, Madre y Anciana (Triple), tal y como se la identifica en muchas ocasiones, o lo hacen a partir de alguna otra iconografía que también era conocida:

▪️»… En ocasiones, como también ocurre en borgoña, se observa una diferencia de edad entre cada una de las figuras femeninas expresando, quizá, distintos estadios de la vida femenina. En Borgoña aparecen más frecuentemente los tipos triádicos, en los que se resalta el carácter maternal de las diosas, ya que son corrientes las representaciones de niños desnudos que juegan a los pies de las Matres, o niños envueltos en pañales junto a otra iconografía de carácter doméstico, como elementos de baño, cubeta, esponja, toalla, etc. Otros atributos que acompañan las diosas en esta región expresan conceptos más complejos, como rollos o cruces de balanza, el libro de la vida u otros que son característicos de Fortuna, como la proa, el timón o la esfera. Según Green, estos símbolos indican que en la región de Borgoña, las Matres tenían una significación que excedía del ámbito de la fertilidad y la procreación, abarcando el paso de la vida a la muerte.”

En la región renana, tanto los monumentos escultóricos como los iconográficos tienen un carácter diferente. En primer lugar, son de una alta calidad y sofisticación, realizadas por individuos de alto rango, que proceden del ejército o la administración imperial. Las diosas aparecen aquí con sus símbolos característicos, panes, frutas, monedas o cereales y los monumentos aparecen con relieves de motivos vegetales y animales914.

En algunos lugares de las provincias germanas, las diosas se vinculan a árboles sagrados, como en el santuario de Pesch o en Bonn. En algunos monumentos, se observa una distribución de roles, ya que una diosa sostiene el cuerno de la abundancia y la pátera, como símbolos de prosperidad, y las otras presentan otros símbolos.

La complejidad de estas diosas puede presentar múltiples aspectos, que resume agudamente Green: “There may have been perceptions of three goddesses or of one deity with three aspects, or three intensifying images, offering triple honour to the Mother. Triple concepts which may have underlain this multiple imaginery include the spatial: sky/earth/underworld, or before/here/behind; the elemental: earth/air/water; or the temporal: past/present/future. All or some of these ideas may have been present”915.» (La negrita es mía).*

*Juan Carlos Olivares Pedreño. LOS DIOSES DE LA HISPANIA CÉLTICA, p. 255. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. UNIVERSIDAD DE ALICANTE. MADRID, 2002.

Hombre, comprenderíamos que dudasen de una afirmación de este calado si fuésemos los celtíberos quienes la hiciésemos, pues gran parte de los voceros de Wikipedia no respetan nuestro criterio, pero el caso es que estos historiadores y arqueólogos no son wiccanos ni están en nuestro Culto, así que la suspicacia está fuera de lugar. Si añadimos a esto, que no es un caso aislado y que como leemos, hay historiadores reputados que apoyan esta conclusión, es más, que incluso la explican como si no cupiese ninguna duda -y es que, no cabe-, pues deberíamos replantearnos si esto no empieza ya a sonar como Negacionismo o Posverdad, en vez de tratar de matar al “mensajero”.

Pero sigamos con algunas referencias más:

▪️»Cómo representaban a las Matronae

¿Y cómo se representa a estas diosas? No siempre de la misma forma, claro, de modo que unos altares votivos son más ricos que otros, algunos son muy crudos artísticamente mientras que bastantes son obras de arte destacables. Normalmente tenemos tres figuras femeninas que muestran las tres edades de la Diosa: la más joven en el centro, flanqueada por la madre y la abuela, todas ellas sentadas. Las tres suelen llevar tocados diferentes que hacen referencia a su distinta edad, y habitualmente tienen sobre las rodillas, o en el regazo, cestas de frutas, o quizá cereales, o pan. Pueden aparecer con un animal doméstico al lado.» (La negrita es mía).*

*Enrique Bernárdez Sanchis. LOS MITOS GERMÁNICOS, pp. 146-147. Alianza Editorial, 2002.

■ “En las manifestaciones artísticas paleolíticas son frecuentes las agrupaciones de dos o tres diosas, es la Diosa en su doble o triple manifestación. Representa tres facetas que se corresponden con los ciclos astrales: creciente-llena-menguante, primavera-verano-invierno, juventud, madurez y vejez. La divinidad triple aparece en todas las mitologías (parcas, gracias, horas”. (La negrita es mía).*

*Raquel Lacalle Rodríguez. LOS SÍMBOLOS DE LA PREHISTORIA, p. 122. ALMUZARA, 2011.

■ “Como creadora del tiempo, la luna representa la concepción del destino o hado del que se impregna el pensamiento arcaico. Es la perpetua renovación, la inmortalidad, la eternidad. Representada comúnmente como deidad triple, encarna las fases creciente, llena y menguante, traducidas en las tres edades de la mujer. […]”.

“… Pertenecen al concepto celta de la divinidad triádica, una potenciación de los caracteres divinos a través de la reiteración implícita en el número tres y pueden encarnar tanto diferentes funciones de la actividad total de la gran madre (fecundidad, guerra, destino…), como las principales fases lunares representando, a su vez, los diferentes estadios de la vida femenina (joven, madura y anciana). Pero su origen es muy anterior al del panteón celta, remontándose al culto primigenio de la Madre Tierra que ya se adoraba, según los restos encontrados en el Auriñaciense, como ídolos simples, y en el Magdaleniense, como representación triple”. (La negrita es mía).*

*Angie Simonis. LA DIOSA: UN DISCURSO EN TORNO AL PODER DE LAS MUJERES. APROXIMACIÓN AL ENSAYO Y LA NARRATIVA SOBRE LO DIVINO FEMENINO Y SUS REPERCUSIONES EN ESPAÑA. p. 63 y 295. Tésis Doctoral. Directora: Carmen Alemany Bay. Universidad de Alicante, 2012.

■ “La Diosa Triple o Diosa Madre, o Gran Diosa de la Vida, la Muerte y la Regeneración, era una divinidad lunar, imagen central de la religión neolítica de la Vieja Europa, que aparece en tres formas: una joven, una madre, una anciana, que representan respectivamente sus aspectos de Creadora, Protectora y Destructora.» (La negrita es mía).*

*Yadira Calvo. LA CANCIÓN OLVIDADA. Heredia (Costa Rica). EUNA, 2002, p. 162. Angie Simonis (Coord.) LA DIOSA Y EL PODER DE LAS MUJERES. REFLEXIONES SOBRE LA ESPIRITUALIDAD FEMENINA EN EL SIGLO XXI. FEMINISMO/S, Revista del Centro de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Alicante. Número 20, diciembre de 2012.

Pero no creamos que estas iconografías se limitan a las culturas celtas, porque no hemos de olvidar que estamos en un marco indoeuropeo y por lo tanto Continental:

■ «De hecho, para comprender el sentido del ritual realizado en el Monte Soracte hay que tener en cuenta que Perséfone-Proserpina era una hipóstasis de Hécate, la Luna Vieja (novilunio), la diosa de la muerte, la magia, la adivinación y de las almas de los difuntos. Un fragmento de Servio, autor de finales del siglo IV d.C., en su comentario a Virgilio (Ad Aen. 4 511) permite caracterizar a esta diosa lunar:

Tergeminanque Hecatem. Unos dicen que es llamada Hécate porque es ella misma, Diana y Proserpina, procedente de cada una de las dos; o porque es hermana de Apolo, el que lanza lejos sus dardos… Tria uirginis ora Dianae es una repetición: de Luna, de Diana, de Proserpina. Cuando está sobre la tierra, se cree que es la Luna; en la tierra, Diana; bajo la tierra, Proserpina (Huic triplex nomen attribuitur. Nam in caelo creditur esse Luna, in terra Diana, et apud inferos Proserpina). (“Por esta razón les parece a algunos que es triple, porque la Luna tiene tres figuras. Otros la llaman Lucina, Diana y Hécate, puesto que atribuyen a una sola las tres potestades de nacer, ser fuerte y morir; y dicen que Lucina es la diosa del nacimiento; Diana de la salud; Hécate de la muerte; a causa de esta triple potestad, la representan triforme y triple…”)

Algunos siglos después San Isidoro (Etym. 8 2 56ss), haciéndose eco del texto virgiliano, recoge todavía esta definición de la diosa triple, asimilándola a Diana, la diosa luna:

De Diana, hermana de Apolo, dicen igualmente que es la luna… Se la denomina Diana, como si dijéramos Duana, porque la luna aparece tanto de día como de noche. La llaman también Lucina, porque da luz. Y Trivia, porque puede presentarse bajo tres aspectos. De ella dice Virgilio (En. 4 511) ‘los tres rostros de la virgen Diana’, porque se la denomina Luna, Diana y Proserpina. Cuando se muestra como la luna, ‘brilla con un vestido apenas resplandeciente; cuando, arremangado el vestido, dispara sus flechas, es la virgen Latona; cuando aparece sentada en el trono, es la esposa de Plutón’ (Prud. Contra Sim. 363)… A Ceres, es decir, a la tierra, la llaman así por producir frutos, pero le dan otros muchos nombres. Así la denominan Ops, porque con sus operaciones se mejora la tierra. Y Proserpina porque de ella se propagan los frutos23.

Todo ello lleva a considerar a Hécate, Diana y Proserpina (y, por tanto, también a Feronia) como aspectos de una misma diosa lunar triple —cada una de ellas referida a una de las tres fases visibles por las que atraviesa el astro nocturno en su revolución alrededor de la Tierra— que, en el caso de Proserpina-Perséfone, hija de Ceres-Pales, aparece vinculada al mundo infernal y ctónico por ser la esposa de Plutón-Dispiter24. Ese carácter triple de la diosa se advierte bien en la figura de Hécate, diosa que recibe el epíteto de tricéfala, porque a menudo aparece representada con tres cabezas: la derecha de yegua, la izquierda de perro y la central de leona (Orph. in Argon. 975: tria habuit capita, dextrum equinum, sinistrum caninum, medium suis agristis). Por eso no extraña que, aun siendo considerada diosa de la muerte, Hécate tuviera asimismo la potestad “de aumentar los rebaños en los establos y por lo que se refiere a las manadas de bueyes, grandes rebaños de cabras y manadas de ovejas de espeso vellón, si así lo quiere en su ánimo…” (Hesiodo, Teog. 445-448), aspecto éste que la asimila de nuevo con Pales. […]»*

*Rafael Barroso Cabrera y Jorge Morín de Pablos. LUPERCOS, HIRPI SORANI Y OTROS LOBOS. EL RITO DEL PASO DEL FUEGO DE LA FIESTA DE SAN JUAN EN SAN PEDRO MANRIQUE (SORIA), pp. 21-22. Este artículo se inscribe dentro del Proyecto de investigación “Sacra tempora. Certae Aedes. Fuentes epigráficas y textuales sobre los espacios de la religiosidad en la Hispania altomedieval.” POLIS. Revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad Clásica 26 (2014) pp. 7-50.

Y ahora, con una nada despreciable relación de fuentes académicas contextualizadas y absolutamente esclarecedoras, volvemos a invitar una vez más a que quienes crean el libelo de que inventamos, manipulamos o falseamos las fuentes, que no existan o no digan lo que dicen, que en vez de ocultar su opinión en grupos o utilizar eufemismos burlescos para referirse a ellas, salgan a la luz y demuestren en público tener razón, refutándolas con otras tantas referencias QUE DIGAN LO CONTRARIO, siquiera que las corrijan. Y si no las hay, si comprueban que efectivamente estos datos son reales, que no se manipularon ni se han refutado, es quizá un buen momento para replantearse quién es el que está engañando quién.

Mientras, nosotros seguiremos exponiendo esta verdad ocultada y parece ser que tan difícil de digerir, sobre nuestra historia y el origen de nuestros mitos, creencias y ritos.

© Fernando González

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