SALÓN DE PLENOS AYTO. DE CÁCERES
Hay unos que se hacen cruces y otros que nos las cuelgan… y es por estos últimos que ha empezado todo este guirigay -con perdón del Sr. Reig Plá-, que ha enfrentado durante décadas a la flor y nata de la progresía, la filosofía y la teología.
“Cáceres Laica”, PSOE e IU[1] han recurrido a los Tribunales para reclamar que se prescinda del crucifijo que preside el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cáceres, tras negarse el PP, partido en el Gobierno Municipal, a retirarlo del mismo aduciendo por boca de su Alcaldesa que “a ella ni le «perturba» ni le «estorba» lo más mínimo la presencia del crucifijo”[2].
Al margen de que a la ciudadanía a quien representan nos deba quedar muy lejos lo que perturbe o estorbe a nuestros gobernantes, más allá de lo que afecte a su gobierno, se entiende, no es de recibo que por activa o pasiva se trate de imponer o condicionar un simbolismo religioso y por lo tanto creencia religiosa a la sociedad, a través de su exposición pública y prominente en todos los ámbitos estratégicos de percepción. Entrar en un aula, un Pleno, un juzgado, etc., y presenciar la imagen de un símbolo religioso, sea cual fuere, no es más que una evidente manipulación psicológica que vincula el poder, la justicia y la razón en este caso al cristianismo y/o a su figura principal, distorsionando un raciocinio que se pretenda libre de influencias ilegítimas.
Que a una persona suponemos que cristiana -o así se definen estatutariamente por lo menos en el partido que milita- y seguramente católica, como en el caso de la Alcaldesa de Cáceres, Dña. Elena Nevado, no la moleste que un símbolo fundamental (el crucifijo) de una creencia religiosa, cuelgue y presida un Salón de Plenos de un Ayuntamiento democrático en un Estado aconfesional, pensamos que excede de su libertad de expresión y religiosa para agredir e invadir un espacio que nos pertenece a todos/as, máxime cuando su cargo público así se lo demanda, siendo que aún cuando en el hipotético caso de que fueran igualmente cristianos/as el resto de miembros del Consistorio y sus empleados/as y visitantes, seguiría sin estar en modo alguno justificado.
La Administración Pública no debe vincularse más que a sus principios constituyentes, manteniendo su Gobierno con una neutralidad activa, evidente y constante hacia las creencias e ideologías de sus administrados/as. Lo contrario nos acabaría convirtiendo, inexorablemente, en una teocracia.
Nos alegramos, pues, que se planteen iniciativas como las llevadas a cabo por PSOE e IU en Cáceres, si bien lamentamos que no sea algo general en todo el Estado Español y que 34 años después de haberse aprobado la Constitución, sigamos todavía inmersos en un Nacional-catolicismo de facto.
¿Con qué derecho reprochan algunos a las teocracias islámicas su integrismo, cuando en realidad lo que pretenden es emularlos? ¿No será envidia en vez de razones lo que les lleve a criticarlas? No es la víctima quien defiende mantener el crucifijo, sino el culpable de pervertir los Derechos Fundamentales en su propio provecho negando para ello los debidos al prójimo.
Nosotros/as creemos que es posible un Estado verdaderamente aconfesional con una ciudadanía rica y diversa en cuanto a creencias, pero sabemos que no podemos ganarnos el respeto y el derecho a estar presentes en la sociedad actual, a costa de imponernos y engañar o manipular a las personas.
No es digno de quien transmita ni merito de quien aprenda, llegar a lo divino por la costumbre. Dejo fuera de este pensamiento, aquellas “religiones” que jamás se han interesado por sus fieles más allá de lo que puedan sacar de ellos/as.
[1] IU, PSOE y ‘Cáceres Laica’ piden en los juzgados que se retire el crucifijo del Salón de Plenos del Ayuntamiento. EUROPAPRESS
[2] Declaraciones de la Alcaldesa de Cáceres, Dña. Elena Nevado. Diario ABC
Wicca Celtibera 